El período de iniciación en la Escuela Infantil
Ruth Harf
Iniciar un período escolar
moviliza a la institución en su conjunto, a las familias y especialmente a los
niños. Cada historia previa resultará un insumo peculiar a tener en cuenta al
pensar esta primera etapa del año. Al referirnos a las historias aludimos a las
institucionales, las familiares y las personales de todos los integrantes del
centro educativo incluyendo a la comunidad de niños y sus familias. Ellas
determinan que cada centro escolar y cada niño y grupo familiar ameriten
realizar su propio período de iniciación, evitando así homogeneidades absurdas
que no responden a las particularidades reales (nos referimos, por ejemplo, a
la costumbre de mantener en la escuela a todos los niños por igual, una hora la
primera semana, dos la segunda etc.)."
"El
período de iniciación: acuerdos institucionales y áulicos"
Ya este
título nos lleva a realizar una serie de apreciaciones basadas en una mirada
histórica sobre el tema que tienen como finalidad el poner de manifiesto el
carácter de construcción cultural de ciertas prácticas habituales escolares,
con el fin de tratar de “desnaturalizarlas” a “deconstruirlas”, a fin de
analizar si esta construcción cultural, que puede haber sido pertinente en su
momento, al día de hoy sigue teniendo la misma importancia y valor o si se
necesita una modificación o resignificación.
Se lo
denominaba: “proceso de adaptación”: se consideraba como “proceso”, poniendo el
acento en “procesos madurativos y sociales esperados” y de “adaptación” porque
se ponía el acento en la adquisición de aquellas conductas consideradas
“adaptativas” al medio escolar en el cual ingresaba el niño (responder al
nombre, hacer fila, jugar con los demás chicos, etc.) y al abandono de otras,
no consideradas “adaptativas” o “adaptadas” (llorar, querer irse con la madre,
etc.) Incluye la variable temporal, haciendo referencia a una progresiva
complejización de las adquisiciones.
El
cuestionamiento a la nominación “proceso de adaptación” radica en que muchas veces se tiende a reducir
el término adaptación al de un simple proceso de “conocimiento” y “ajuste” a
normas preestablecidas, casi siempre de un modo pasivo, con pocas posibilidades
de apropiarse de ellas de un modo transformador y activo.
En lo
referido a esta primera etapa del año, hablamos de período de iniciación, ya
que se puede identificar tanto un comienzo como una finalización.
Consideramos
esencial poner el acento en algunas características que componen este momento
tan especial en la vida de niños, padres, docentes y directivos: la
necesidad de construir un sistema de códigos compartidos y también el tiempo
que se necesita para esta construcción.
Hemos
empleado la idea de construcción de códigos compartidos, ampliando su
significado, para no quedarnos únicamente en códigos verbales:
Códigos
compartidos en lo referente al uso del lenguaje: El niño llega muchas veces a la
institución escolar con un sistema de códigos construidos en el ámbito familiar
que no siempre es conocido por las otras personas con las que se encontrará en la
escuela, referido a la nominación de personas, objetos y situaciones. A su vez,
es receptor de expresiones lingüísticas que no siempre conoce y comprende.
(¿Qué se quiere decir cuando se dice lo que se dice?)
Códigos
compartidos referidos a los modos de actuar: En el ámbito familiar hay
modalidades de acción establecidas y aceptadas, las cuales no necesariamente
son conocidas o aceptadas en el nuevo ámbito escolar. Viceversa: casi desde un
primer momento se esperan del niño modos de actuar que pueden no serle
conocidos o habituales. (¿Cómo se hace lo que se espera que se haga aquí?)
Códigos
compartidos en lo referente a las expectativas: En el contexto familiar se vive
una serie de expectativas con respecto al ámbito escolar, expectativas de las
cuales es vehículo el niño. También debemos considerar las expectativas que la
misma institución escolar y sus integrantes tienen con respecto a ese niño y su
grupo familiar. Es entonces que el niño vuelve a ser vehículo de expectativas,
ahora en la dirección complementaria. Se necesita tiempo y criterios
compartidos para dar a conocer y compatibilizar estas expectativas. (El
proceso finaliza cuando la relación entre las expectativas y lo que pasa en la
realidad, se equilibran; si no se logra el equilibrio, el Período de Iniciación
puede terminar con la ida de uno de los protagonistas). Expectativas
compartidas no es sinónimo de expectativas consensuadas o conciliadas (el padre
puede seguir deseando que la escuela le enseñe a su hijo a ordenar el
dormitorio; pero le queda claro que la escuela no lo va a hacer, y lo acepta).
Esta construcción (hablamos de construcción compartida y no de imposición unilateral) de códigos compartidos compromete a la institución escolar en su totalidad, como así también a la institución familiar en su totalidad.
Esta construcción (hablamos de construcción compartida y no de imposición unilateral) de códigos compartidos compromete a la institución escolar en su totalidad, como así también a la institución familiar en su totalidad.
El
decálogo, (o “multicálogo”) del período de iniciación
Hay una
serie de aspectos que no deben descuidarse, aun considerando la variedad de
contextos concretos, escolares, familiares y comunitarios:
Los niños
necesitan sentirse seguros, acompañados, valorados y respetados. Esto necesita
de construcción; no se da naturalmente: el que nosotros sepamos que valoramos y
respetamos a los niños, que estamos preparados para hacerlos sentirse seguros,
aceptados y acompañados, no es sinónimo de que ellos sientan del mismo modo.
Necesitan tiempo para todo ello, a partir de conocer espacios, personas,
objetos y modalidades de funcionamiento. Tiempo para conocer, saber y/o
convencerse de que este espacio es de él (con otros) y que las personas que lo
reciben están allí para acompañarlo en este importante paso que inicia.
Característica
esencial de este período: destinado a conocerse, a desarrollar la confianza
recíproca, a integrarse a la vida institucional, a ir manifestando los saberes
previos, a iniciarse en el trabajo grupal.
Es un
período difícil también para muchos grupos familiares: decidir incorporar a sus
niños a una institución educativa. (Si es Jardín Maternal o Jardín de Infantes
marca diferencias importantes). De allí la importancia del diálogo con ellos y
la realización de actividades como entrevistas, reuniones informativas,
recorridos de espacios institucionales, actividades compartidas entre padres y
niños, entre padres solos con los docentes, etc.
En lo referido al Jardín de Infantes, durante este período es importante integrar a los niños, permitir el comienzo de la constitución del grupo, estimular el establecimiento de vínculos y la adquisición de pautas de trabajo compartidas.
En lo referido al Jardín de Infantes, durante este período es importante integrar a los niños, permitir el comienzo de la constitución del grupo, estimular el establecimiento de vínculos y la adquisición de pautas de trabajo compartidas.
Las
actividades que se realizan en este período y que apuntan prioritariamente al
reconocimiento del espacio, la generación de vínculos entre los niños, la
formación de hábitos, el conocimiento de los materiales básicos de trabajo, el
manejo de los tiempos, son facilitadoras pero no necesariamente obligatorias;
debemos evitar que se conviertan en esquemas de trabajo rígidos.
Actividades
“recreativas” vs. actividades “educativas” propiamente dichas: Oposición
inadecuada ya que no podemos obviar el carácter de por sí educativo que podemos
dar a todas las actividades. Los docentes deben considerar que la construcción
de códigos compartidos y el transcurrir de este período de iniciación se podrán
llevar a cabo más adecuadamente si se dan alrededor de ejes temáticos,
articuladores de las propuestas: importancia de planificar actividades con
contenidos significativos: la integración del niño a la institución y al grupo,
se da fundamentalmente a partir de la tarea, en una situación de aprendizaje.
El sistema de códigos compartidos no se establece en el vacío, sino interactuando
con el otro en función de una tarea.
Los
docentes y la institución también tienen un Período de Iniciación:
·
Quien organizan el Período de Iniciación no es el que llega o viene,
sino el que está.
·
Se trabaja con el tiempo y no contra el tiempo.
·
Mitos:
el
docente al que los chicos “se” le adaptan más rápido es mejor docente
los
chicos recién empiezan a aprender una vez pasado el Período de Iniciación – por
lo que es necesario que éste termine a fecha fija).
·
Los docentes manifiestan muchas veces (o perciben y sienten, sin
manifestarlo) que el Período de Iniciación es una etapa que debe pasarse y
soportarse; no, gozarse y disfrutarse (viajar a un lugar nuevo y desconocido
también genera ansiedad, pero ésta es de signo positivo, a diferencia de la que
se produce durante el Período de Iniciación).
·
Aspectos vinculares: establecimiento de un buen
vínculo docente-alumno, docente-padres, etc. Aunque muchas veces se pone el
acento sólo en ello, no es suficiente.
·
Aspectos temporales y espaciales: evitar sensaciones de
incertidumbre e inseguridad, producir un proceso de pertenencia institucional
en alumnos y docentes.
·
Aspectos referidos a características e historias personales, de alumnos
y docentes: más difíciles de controlar, manejar y modificar.
·
A veces hay una sensación de impotencia en nosotros en tanto
docentes, (engloba miedos, agresiones e inseguridad). Compartirlas,
puede hacerlas más manejables. Se necesitan espacios donde compartirlas y
elaborarlas conjuntamente. No elimina la posibilidad de que se presente una
situación temida, pero permite mayor dominio sobre la sensación de impotencia.
·
A veces emerge una sensación de omnipotencia, igualmente
nefasta, originada en la persistencia, en muchos casos, del trabajo solitario,
omnipotente y omnisapiente, donde mostrar algún tipo de dificultad implica un
ataque al profesionalismo. Parecería que “el mandato”, mito o supuesto dice que
un profesional educador es aquel que no tiene problemas.
·
Es necesario comprender que las dificultades forman parte
del proceso y no vivirlas como un obstáculo. Lo más importante es
“darnos y darles a todos tiempo”.
Es por todo lo anterior que
sostenemos que el período de iniciación hace referencia al lapso, más o menos
prolongado, en el transcurso del cual el niño, los docentes y el grupo familiar
construyen y adquieren un sistema de códigos compartidos, base para los
sucesivos procesos pedagógicos.
Es interesante
este texto desde el punto de vista que hace hincapié a fundamentación del
nombre del período: “proceso de adaptación”. Indicando que es un “proceso” ya
que se espera un proceso madurativo y un proceso social, y “adaptación” porque
se consideran aquellas cosas que el niño realiza cuando se adapta, como por
ejemplo, decir el nombre, hacer la fila, entre otras, y las acciones que
realiza cuando no se adapta, tales como: llorar antes de ingresar, querer irse
con la madre, etc.
Otro
planteo que realiza este autor dentro de este texto es la idea de construcción
de códigos que compartan la familia y la escuela. Entre otros, uno de estos
códigos es la forma de hablar con los niños; la forma de accionar, esto se relaciona
con la situación para narrar que yo elegí ya que en un momento la abuela de la
nena que se estaba adaptando le pega y yo le explico a la abuela que eso en la
escuela no se hace y que no lo vuelva a repetir, en ese momento se tendría que
haber construido un código entre el accionar en la familia y el accionar dentro
de la escuela.
Es un
período de gran importancia debido a que es el momento donde se construyen los
códigos con las familias, donde los niños van incorporando las formas de actuar
dentro de esta institución; y con ello, se puedan generar sucesivos procesos
pedagógicos.
Buenas tardes, cuando y donde fue publicado el articulo de Ruth Harf? Lo necesito saber para una investigación de campo que estoy realizando. Espero puedas ayudarme. Saludos.
ResponderEliminarBuenas tardes. No se cita la fuente completa en el articulo. Estaría bueno que se incluya. Gracias
ResponderEliminar